En una sorprendente confesión, Manuel Contreras, exjefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y mano derecha del dictador Augusto Pinochet, ha acusado a Pinochet de enriquecerse a través del tráfico y producción de cocaína. Según Contreras, la cocaína era fabricada en un complejo químico propiedad del Ejército chileno, ubicado en la localidad de Talagante, y era producida por el químico Eugenio Berríos, también miembro de la DINA, quien fue asesinado en Uruguay en la década de 1990.
El reportaje publicado en La Nación en 2006 revela que Contreras entregó sus acusaciones por escrito al juez Claudio Pavez, quien investigaba el asesinato del coronel Gerardo Huber y el tráfico de armas a Croacia. Contreras afirmó que Monser Al Kassar, vinculado al terrorismo, era el encargado de distribuir la droga en Estados Unidos y otros países y de depositar las ganancias en cuentas bancarias internacionales que Pinochet poseía.
La cocaína producida por Berríos, según Contreras, era de una variedad indetectable con los métodos tradicionales utilizados por la policía, lo que facilitaba su tráfico y distribución internacional. Contreras explicó que decidió colaborar con las autoridades al sentir un aprecio especial por el coronel Gerardo Huber, cuya muerte se vinculó al contrabando de armas descubierto durante la guerra de los Balcanes.
El periodista Rodrigo De Castro, en su libro «La delgada línea blanca», describe cómo Contreras manejaba una vasta red de informantes en todo el país antes del golpe de Estado, trabajando en conjunto con el movimiento Patria y Libertad para derrocar al presidente Allende. La DINA se convirtió en un gobierno paralelo, con miles de informantes pagados y diversos centros de detención en todo el país.
Las operaciones de la DINA, incluido el tráfico de drogas, fueron financiadas a través de diversos lazos y actividades ilegales. Entre los implicados se encontraba el empresario Manuel Losada, cuyo naviero Harbour fue descubierto cargando cocaína del Cartel de Cali. También se menciona la relación con el narco peruano Máximo Bocanegra, exagente de inteligencia militar y amigo de Vladimiro Montesinos.
La relación de la DINA con grupos narcoterroristas cubanos también se examina, y se señala que las agencias antinarcóticos de Estados Unidos tenían información que vinculaba a la inteligencia militar chilena con el narcotráfico internacional.
A raíz de la presión de funcionarios del gobierno de Estados Unidos y las investigaciones sobre el caso Letelier, se buscó poner fin a las actividades de la DINA financiadas con narcotráfico. Sin embargo, la complejidad y el alcance de las redes involucradas dificultaron el avance de las investigaciones.
Las confesiones de Contreras abren una ventana al oscuro mundo de la inteligencia militar chilena y su relación con el narcotráfico internacional. El impacto de estas revelaciones puede tener implicaciones en la historia de Chile y en la percepción de la dictadura de Pinochet, añadiendo una nueva y turbulenta dimensión a una época ya marcada por la represión y la violencia. Aunque muchos de los involucrados ya han escapado a la justicia, estos acontecimientos sin duda arrojan luz sobre la compleja trama de intereses y crímenes detrás del régimen dictatorial.