Latinoamérica se enfrenta a un preocupante escenario con la llegada del fenómeno de El Niño, que se prevé incremente las ya altas temperaturas en la región, desencadenando olas de calor extremas en los próximos años. El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) destaca que los países ubicados en la parte sur de América del Sur serán especialmente vulnerables a estos episodios de temperaturas altas durante tres días consecutivos.
Expertos como Lisandro Roco y Yasna Palmeiro-Silva advierten sobre los impactos complejos que las olas de calor tendrán en la vida de las personas. Estos fenómenos afectarán de manera significativa a países con climas templados o mediterráneos, como Chile central, la zona del Chaco en Argentina y algunas regiones de Centroamérica con menor vegetación.
En países como México, ya se han producido graves olas de calor con temperaturas superiores a los 40 grados Celsius, que han provocado más de cien muertes desde marzo hasta la fecha. Esto refleja la creciente preocupación sobre la intensificación de este fenómeno en la región.
El aumento en la frecuencia, intensidad y duración de las olas de calor se espera que sea una realidad en Latinoamérica debido a las proyecciones climáticas relacionadas con la cantidad de CO2 emitido. Específicamente, con la llegada del fenómeno de El Niño, se anticipa que las temperaturas sean extremas en el hemisferio sur, lo que podría prolongarse por hasta cuatro años.
Frente a este desafiante panorama, los países de la región están tomando medidas preventivas para enfrentar las olas de calor. Entre ellas, se encuentran los sistemas de alerta temprana que funcionan en varios países como Colombia, México, Argentina y Chile. Sin embargo, los expertos enfatizan en la necesidad de adoptar una mirada sistémica y trabajar en conjunto con los sectores de energía, transporte, vivienda y urbanismo para mitigar los efectos en el sistema social en general.
Si bien algunos países como Brasil, Argentina y Chile están preparándose y adaptándose, existen naciones de Centroamérica que carecen de financiamiento y políticas para afrontar este fenómeno, lo que las hace más vulnerables. La falta de acciones preventivas y la reacción a los eventos una vez que ya han afectado a la población restan eficacia en la lucha contra el cambio climático y sus consecuencias.
