Un caso insólito y alarmante ha salido a la luz en Corea del Norte, donde un niño de tan solo dos años ha sido sentenciado a cadena perpetua en un campo de prisioneros, todo debido a la posesión de una Biblia por parte de sus padres. Esta noticia, revelada por un Informe Internacional de Libertad Religiosa del Departamento de Estado de los Estados Unidos y citada por el Daily Mail, pone de manifiesto la brutalidad y el atropello a los derechos humanos que prevalecen en el país bajo el régimen del líder Kim Jong-Un.
Este incidente es solo uno de los muchos ejemplos de represión religiosa que ocurren a diario en Corea del Norte, donde se estima que unas 70.000 personas cristianas están encarceladas bajo las órdenes del gobierno. El informe también detalla otros casos espeluznantes, como la ejecución de una mujer y su nieto en 2011, acusados de practicar el cristianismo, y la ejecución pública de un miembro del partido de gobierno descubierto con una Biblia en su posesión.
Los métodos de tortura empleados por los agentes del régimen norcoreano también son denunciados en el informe. Testimonios de sobrevivientes hacen referencia a prácticas inhumanas, como la «tortura de las palomas», que consiste en suspender a una persona con las manos atadas a la espalda durante días, sin poder sentarse o descansar. Otro método cruel es la privación del sueño, que llevó a una mujer cristiana al suicidio en 2020 después de días sin poder dormir debido a las acciones de los guardias.
Organizaciones no gubernamentales y la ONU han presentado hallazgos preocupantes sobre la situación de la libertad religiosa en Corea del Norte, evidenciando cómo las iglesias cristianas existentes son meramente una fachada para mostrar al mundo que se respeta la libertad de culto, cuando en realidad se somete a miles de personas a violaciones constantes de sus derechos.
Este país también ha sido señalado por ser uno de los más afectados por la esclavitud moderna, según el Global Slavery Index publicado recientemente. En este informe, se calcula que aproximadamente 50 millones de personas vivían en situaciones de esclavitud moderna en 2021, con un aumento preocupante desde la última publicación del índice hace cinco años. Los conflictos armados, la inestabilidad política y el impacto de la pandemia de COVID-19 son factores que han contribuido a este incremento.
Se destaca que, aunque el trabajo forzado es más común en países pobres, existe una relación profunda con la demanda de los países más ricos, ya que dos terceras partes de los casos de trabajo forzado están relacionados con cadenas de suministro internacionales. Entre los países más afectados, además de Corea del Norte, se encuentran Eritrea, Mauritania, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Tayikistán, Rusia y Afganistán.
En conclusión, la condena de un bebé a cadena perpetua en Corea del Norte por el simple hecho de que sus padres poseían una Biblia es un ejemplo desgarrador de la represión religiosa y la falta de respeto a los derechos humanos bajo el régimen de Kim Jong-Un. Esta situación no solo afecta a los cristianos encarcelados, sino que también coloca al país como uno de los más afectados por la esclavitud moderna en el mundo. Es esencial que la comunidad internacional tome medidas firmes para abordar esta grave situación y proteger los derechos fundamentales de todas las personas en Corea del Norte.