Científicos hacen un sorprendente hallazgo en el mundo de la ingeniería: han observado cómo un metal se cura a sí mismo, en un fenómeno nunca antes visto. Este descubrimiento podría marcar el inicio de una nueva era en el desarrollo de materiales y tecnologías avanzadas.
El miércoles pasado (18.07.2023), investigadores revelaron sus experimentos con piezas de platino y cobre puros, las cuales demostraron la capacidad de curar espontáneamente las grietas causadas por la fatiga del metal. La fatiga del metal ocurre cuando el material se somete a tensiones o movimientos repetidos, lo que genera grietas microscópicas que pueden llevar a fallos catastróficos en diversas aplicaciones, como en la aviación o en infraestructuras críticas como puentes.
Para lograr este impresionante resultado, los científicos llevaron a cabo una serie de experimentos en los Laboratorios Nacionales Sandia de Nuevo México, utilizando una técnica que sometía a las pequeñas piezas metálicas a una tensión mecánica muy alta. Inicialmente, se formaban grietas que se propagaban, pero después de aproximadamente 40 minutos, el metal se volvía a fusionar por sí mismo, en un proceso que los investigadores denominaron «soldadura en frío».
Estos resultados tienen un gran potencial en el campo de la ingeniería, ya que podrían permitir la creación de máquinas y estructuras autorreparadoras en el futuro. Además, el conocimiento adquirido a partir de este fenómeno podría ayudar a mitigar los fallos por fatiga en estructuras existentes y mejorar la capacidad de interpretar y predecir dichos fallos.
Michael Demkowicz, coautor del estudio y catedrático de Ciencia e Ingeniería de Materiales de la Universidad A&M de Texas, predijo hace una década la posibilidad de autorregeneración del metal en determinadas condiciones. Ahora, con este emocionante avance, se abre un camino hacia la creación de materiales más resistentes y duraderos.
Aunque la autocuración del metal se ha observado en un entorno específico utilizando un microscopio electrónico, los científicos se preguntan si este proceso también podría ocurrir en el aire, lo que tendría importantes implicaciones para vehículos espaciales y otros contextos expuestos a la atmósfera.
Si estos nuevos descubrimientos pueden ser comprendidos y controlados completamente, podríamos estar ante una revolución en el campo de la ingeniería y materiales, que cambiará la forma en que construimos y diseñamos desde vehículos hasta infraestructuras, abriendo la puerta hacia un futuro prometedor de avances tecnológicos. Aunque aún llevará tiempo desarrollar aplicaciones tangibles basadas en este hallazgo, los expertos estiman que dentro de aproximadamente una década podríamos ver los primeros frutos de esta emocionante investigación.